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Informe sobre el Caza J-20 Mighty Dragon y la Fuerza Militar China | 2025

27 de abril de 2025 por
Informe sobre el Caza J-20 Mighty Dragon y la Fuerza Militar China | 2025
Quantumsec

En el escenario geopolítico actual, el dominio del aire sigue siendo uno de los factores estratégicos más determinantes. El Chengdu J-20, conocido como Mighty Dragon, representa no solo el avance tecnológico de China en la quinta generación de cazas furtivos, sino también su ambición de redefinir las reglas del equilibrio militar mundial.

Presentado oficialmente en 2011 y desplegado operativamente en 2017, el J-20 convirtió a China en el segundo país del mundo —después de Estados Unidos— en contar con un caza furtivo plenamente operativo, marcando un hito en la historia de la aviación militar. Este aparato combina baja observabilidad, alta maniobrabilidad, larga autonomía y avanzados sistemas de sensores, desafiando la hegemonía aérea occidental tradicionalmente liderada por aviones como el F-22 Raptor y el F-35 Lightning II.

Más que un símbolo de ingeniería avanzada, el J-20 refleja una estrategia de poder aéreo pensada para operar en entornos altamente disputados, expandiendo la capacidad de China para proteger sus intereses regionales y proyectar influencia a nivel global. Su desarrollo —que integra innovaciones autóctonas y tecnologías adquiridas— representa un giro tectónico en la dinámica de superioridad aérea en Asia-Pacífico y más allá.

Este informe analiza en profundidad el diseño, capacidades, evolución operativa y significancia estratégica del Chengdu J-20, enmarcando su impacto no solo en la doctrina de defensa china, sino en el equilibrio militar del siglo XXI.


Motores actuales y planeados: WS-10C y WS-15

Las primeras unidades del J-20 utilizaron motores rusos Saturn AL-31FN, ante la demora en motores nativos de quinta generación (China's J-20 fighter seems to have a new homegrown engine, after years of struggle - Breaking Defense). Posteriormente, se introdujo el motor chino WS-10C “Taihang” como solución interina (Chengdu J-20 - Wikipedia). El WS-10C ofrece mayor empuje y fiabilidad respecto a versiones previas, además de toberas con bordes serrados para reducir la firma radar trasera. Sin embargo, carece de empuje vectorial. China concibió al J-20 desde el inicio para incorporar un motor más potente: el WS-15 “Emei”, con empuje estimado en el rango de 150 kN (15 toneladas) (Mighty Dragon: China's J-20 fleet surges past US in Pacific - Asia Times).

Tras años de desarrollo accidentado (incluso un WS-15 explotó en pruebas en 2015), el programa parece haber madurado. En junio de 2023, un J-20 de prueba voló por primera vez con dos motores WS-15, marcando un hito importante hacia su entrada en servicio . El WS-15 debería otorgar al J-20 la potencia y alcance originalmente previstos, permitiendo supercrucero (vuelo supersónico sostenido sin poscombustión) y mejorando la carga de pago. Estas prestaciones acercarían al J-20 al nivel del F-22 estadounidense (cuyo motor Pratt & Whitney F119 también tiene relación empuje-peso ~10). No obstante, analistas chinos admiten que el WS-15 aún no alcanza la durabilidad de los motores estadounidenses y requiere más pruebas antes de su producción en masa . En síntesis, actualmente la flota J-20 opera principalmente con motores WS-10C, pero se espera que los WS-15 equipen a los futuros J-20 mejorados (a veces denominados J-20B) en cuanto estén listos.


Diseño furtivo: forma y materiales para baja detectabilidad

El J-20 fue diseñado con gran énfasis en la furtividad (stealth), siguiendo en buena medida las reglas de conformación furtiva de su análogo estadounidense F-22 (A Preliminary Assessment of Specular Radar Cross Section ...). Presenta un fuselaje estilizado con nariz afilada tipo “chine” y cabina con dosel revestido (para minimizar retornos radar desde la cabina), tomas de aire DSI sin conductos desviadores (lo que reduce superficies reflectantes) y bodegas de armas internas (Mighty Dragon: China's J-20 fleet surges past US in Pacific - Asia Times). Sus superficies están anguladas deliberadamente para reflejar la señal radar fuera del emisor, y utiliza recubrimientos absorbentes (RAM) en el fuselaje. Incluso las toberas de escape fueron rediseñadas con bordes dentados para disminuir la firma radar trasera.

Aunque emplea canards delanteros (algo inusual en diseños furtivos occidentales), estos están alineados cuidadosamente con las alas y otras superficies para no aumentar significativamente el eco radar. El resultado es un avión con baja sección radar equivalente; algunas estimaciones la sitúan en el orden de 0,001–0,01 m², comparable a la de sus pares estadounidenses. El armamento está acomodado internamente para evitar cargas externas que aumenten la detección (Mighty Dragon: China's J-20 fleet surges past US in Pacific - Asia Times). En resumen, el J-20 logra una baja detectabilidad combinando geometría furtiva, materiales absorbentes y bodegas internas, lo que dificulta su detección por radar en largas distancias.


Aviónica y sensores avanzados

La aviónica del J-20 refleja la búsqueda china de paridad con cazas de quinta generación occidentales. Dispone de un radar AESA de estado sólido, presumiblemente el modelo Type 1475 (KLJ-5) con unos 2000 módulos transmisores/receptores, similar en concepto al AN/APG-77 del F-22 . Este radar le permite rastrear múltiples objetivos (hasta 20) a largas distancias (posiblemente >200 km) y guiar misiles BVR simultáneamente. Complementando al radar, el J-20 integra un sistema electro-óptico de búsqueda y seguimiento infrarrojo (IRST) EORD-31 y un sistema de rastreo electro-óptico EOTS-86, equivalentes a los sensores IR y de designación del F-35. Estos sensores pasivos permiten detectar emisiones térmicas de aviones o misiles enemigos sin delatar la posición del J-20.

En guerra electrónica, se cree que el J-20 cuenta con suite de alertas radar y contramedidas integradas, y capacidad de enlace de datos cifrados para intercambio de información en tiempo real con otros activos (drones, AWACS, cazas J-20 compañeros, etc.) (Mighty Dragon: China's J-20 fleet surges past US in Pacific - Asia Times). Analistas señalan que China ha dotado al J-20 de enlaces de datos avanzados para operar en red de forma similar a como lo hace el F-35, aumentando la conciencia situacional compartida. La cabina, por su parte, incorpora pantallas multifunción y posiblemente casco con visor (HMD) para cuestráfica de blancos, sobre todo aprovechable con sus misiles de corto alcance de alto ángulo. En resumen, la electrónica del J-20 (radar AESA de amplio espectro, sensores IR, enlaces de datos seguros y contramedidas) lo califica como un caza moderno capaz de detectar y enfrentarse a amenazas tanto furtivas como convencionales en múltiples espectros.


Armamento: misiles aire-aire y capacidades aire-tierra

El armamento principal del J-20 está optimizado para superioridad aérea de alcance más allá del rango visual (BVR). En sus bodegas internas ventrales puede portar hasta cuatro misiles aire-aire de largo alcance PL-15, equivalentes al AIM-120D americano, con radar activo y alcance estimado de 150–200 km. De hecho, con rieles adaptados y aletas plegables se ha probado caber hasta seis PL-15 en la bodega central. En cada lateral del fuselaje, el J-20 posee pequeñas bodegas para misiles PL-10 de corto alcance, un arma infrarroja altamente maniobrable para combate cercano, comparable al AIM-9X. Estas bodegas laterales permiten abrirse brevemente para el disparo y volver a cerrarse, minimizando la exposición del misil y manteniendo la furtividad incluso al lanzar un PL-10.

China también desarrolla misiles aire-aire más avanzados para el J-20: el PL-21 (o PL-17, según fuente) de muy largo alcance, posiblemente con estatorreactor o motor dual, pensado para neutralizar aviones de apoyo enemigos (como AWACS o cisternas) a cientos de kilómetros . Un misil de perfil más delgado denominado PL-16 se menciona en desarrollo para aumentar la carga interna . Con estos arsenales, el J-20 podría atacar tanto cazas rivales como blancos aéreos de alto valor estratégico desde gran distancia.

Si bien su rol principal es aire-aire, el J-20 no está limitado únicamente a ello. Sus diseñadores prevén misiones secundarias de ataque terrestre o anti-radiación. Puede emplear municiones guiadas de precisión pequeñas (como bombas planeadoras LS-6 de 50-100 kg) en sus bodegas internas. También podría lanzar misiles anti-radar contra sistemas SAM enemigos, aprovechando su baja firma para penetrar defensas . No obstante, dado que la prioridad es no comprometer la furtividad, es poco probable que el J-20 cargue armamento pesado externo salvo en casos extremos. De hecho, aunque técnicamente puede montar hasta 4 pilones subalares para tanques de combustible o misiles adicionales, hacerlo aumentaría drásticamente su eco radar y normalmente se evitaría en combate. Cabe señalar que el J-20 no lleva cañón interno, a diferencia de muchos cazas; China apostó por confiar en misiles para el combate cercano, lo que podría ser una limitación en peleas a corta distancia si se agotan los misiles. En síntesis, el J-20 va armado principalmente con misiles aire-aire de última generación (PL-15 de largo alcance y PL-10 de corto), con potencial para misiones aire-tierra limitadas, manteniendo siempre la filosofía de “primero ver/primero disparar” propia de un caza furtivo de superioridad aérea (Chengdu J-20 - Wikipedia).


Rol del J-20 en la estrategia militar de China

El despliegue del J-20 encaja en la doctrina china de negar superioridad aérea al adversario y reforzar la estrategia de negación de área. A continuación, se examina su función en el concepto A2/AD, su comparación con otros cazas de quinta generación, y la evolución esperada de la flota J-20.

Papel en la doctrina A2/AD (Anti-Access/Area Denial)

China ha desarrollado una estrategia de Anti-Access/Area Denial (A2/AD) para disuadir o complicar la intervención militar de potencias extranjeras (principalmente Estados Unidos) en regiones cercanas como el Mar de China o Taiwán. Esta estrategia combina sistemas de misiles de largo alcance, defensa aérea y capacidades navales y aéreas para mantener a raya a fuerzas enemigas. El J-20 contribuye de forma importante a la arquitectura A2/AD proporcionando superioridad aérea furtiva de largo alcance. Gracias a su baja detectabilidad y a sus misiles BVR de gran alcance, un J-20 podría infiltrarse o lanzar ataques sorpresa contra activos críticos del adversario, por ejemplo aviones de reabastecimiento, nodos C2 volantes (AWACS) o incluso bombarderos, antes de ser detectado. De esta manera, extiende una “burbuja” anti-acceso más allá de las costas chinas.

Analistas occidentales sugieren que el J-20 podría estar optimizado para cazar objetivos de apoyo como los aviones cisterna y radares volantes que sustentan las operaciones aéreas estadounidenses (Stealth Showdown: America's F-22 Raptor vs China's J-20 (Who ...). Al destruir o ahuyentar estos multiplicadores de fuerza, el J-20 debilitaría la capacidad de proyección de poder de EE.UU. en el Pacífico. Sus misiles PL-15 de largo alcance, potencialmente capaces de alcanzar blancos a 200 km o más, reforzarían ese rol de “AWACS killer”. Asimismo, como caza furtivo pesado con gran radio de acción, el J-20 puede patrullar a mayor distancia de la costa sin apoyo de reabastecimiento, cubriendo el Primer Cadena de Islas. Un estudio del Centro de Estudios de la USAF señala que el J-20 está pensado para “operar a largas distancias sin cisternas cercanas, atacando donde más duele a la fuerza aérea enemiga: sus apoyos” (China's J-20 Stealth Fighter Will Likely Look Like This At Its Air Show ...).

Dentro del sistema A2/AD, el J-20 complementa a la densa red de misiles tierra-aire y misiles balísticos antibuque de China. Por ejemplo, mientras los misiles antibuque DF-21D pueden amenazar portaaviones desde tierra, los J-20 podrían interceptar los aviones de combate embarcados o los aviones de reconocimiento que acompañan a esos grupos navales. También podrían desafiar la superioridad aérea de escolta, obligando a cazas enemigos (F-35, F/A-18, etc.) a reaccionar defensivamente. En resumen, el J-20 se integra al A2/AD como arma ofensiva de negación aérea: expande el alcance letal de China en el aire, complica las operaciones enemigas dentro de la “zona negada” y refuerza la disuasión al mostrar que incluso activos avanzados enemigos podrían ser vulnerables si se adentran en el rango de acción chino.

Comparación con otros cazas de quinta generación (F-22, F-35, Su-57)

El J-20 suele compararse con sus homólogos de quinta generación: los estadounidenses F-22 Raptor y F-35 Lightning II, y el ruso Su-57 Felon. Técnicamente, cada uno tiene enfoques diferentes:

  • Chengdu J-20 (China): Es un caza bimotor grande (aprox. 23 m de largo), diseñado principalmente para superioridad aérea de largo alcance. Destaca por su gran alcance operativo y espaciosa bodega que le permite llevar misiles grandes. Su furtividad es elevada frontalmente, aunque posiblemente algo inferior a la de un F-22 en ciertos ángulos debido a los canards. Actualmente su punto débil eran los motores (WS-10C de menor empuje), pero con los WS-15 cerrará la brecha de potencia (China's J-20 fighter seems to have a new homegrown engine, after years of struggle - Breaking Defense). No es especialmente ágil en dogfight cerrado (carece de cañón interno y de vectorización de empuje en modelos actuales), pero apuesta por evitar ese escenario mediante stealth y misiles de alta maniobrabilidad (PL-10). En aviónica, el J-20 incorpora radar AESA y datalinks avanzados, acercándose a la capacidad de fusión de sensores que tiene el F-35 (Mighty Dragon: China's J-20 fleet surges past US in Pacific - Asia Times). En suma, el J-20 es comparable en tamaño al F-22, con sigilo algo menor pero alcance y carga mayores, orientado a derribar blancos aéreos clave e imponer negación aérea.
  • F-22 Raptor (EE.UU.): Es el estándar de referencia en caza furtivo de superioridad aérea. Más pequeño que el J-20 (19 m), extremadamente maniobrable (tiene toberas vectoriales y excelente relación empuje/peso), y con sigilo excepcional desde todos los ángulos. El F-22 carga AIM-120 y AIM-9 en bodegas internas similares, pero su alcance sin reabastecer es menor que el J-20 (priorizó maniobrabilidad sobre alcance). El Raptor dispone de un radar AESA potente y electrónica de guerra, si bien de generación anterior a la del F-35. El F-22 fue diseñado netamente para supremacía aire-aire; a diferencia del J-20, no tiene capacidad de ataque a tierra significativa ni sensores IR de serie. Estratégicamente, EE.UU. sólo construyó 187 F-22, limitando su número , mientras China planea centenares de J-20. Así, para 2025 es posible que China tenga más J-20 operativos en Asia-Pacífico que F-22 desplegados por EE.UU. 
  • F-35 Lightning II (EE.UU.): Un caza monomotor más ligero (15.7 m), de perfil multipropósito. Comparado con J-20/F-22, el F-35 es menos rápido y ágil, pero destaca en sensores y redes: su fusión de datos, sensores 360º (incluyendo cámara IR EO-DAS) y capacidad de actuar como nodo de información superan a otros cazas. Su sigilo también es de muy alto nivel frontalmente (similar al F-22). En armamento interno lleva 4 misiles AIM-120 o 2 bombas de 907 kg, menos carga que J-20/F-22; sin embargo, puede portar más en pilones externos si la furtividad no es crítica. A diferencia del J-20, el F-35 sí tiene un cañón interno (en variante A) y es muy apto para ataque a tierra. Estratégicamente, EE.UU. e aliados planean adquirir miles de F-35 en las próximas décadas; para 2023 ya había unos 630 en servicio. En un hipotético enfrentamiento, un F-35 tiene ventaja en guerra en red y ataque electrónico, mientras que un J-20 podría superarlo en velocidad, techo y quizás alcance de sus misiles.
  • Su-57 Felon (Rusia): Es el competidor ruso, bimotor y furtivo de diseño propio. El Su-57 es ligeramente más pequeño que el J-20 (20 m) y enfatiza la supermaniobrabilidad (tiene vectorización 3D, altas prestaciones acrobáticas). Emplea algunas características furtivas pero su RCS es mayor que la de J-20/F-35 (por ejemplo, sus toberas no son serradas). Rusia ha tenido dificultades para producirlo en cantidad; apenas cuenta con una decena operativa y los motores definitivos (Izdeliye 30) aún están en desarrollo. En aviónica está por detrás de los occidentales, aunque tiene un radar AESA y sensores IRST. El Su-57 puede llevar misiles en bodegas internas, pero su volumen de armas es menor que el del J-20. Estratégicamente Rusia no ha podido desplegar el Su-57 a gran escala, mientras que China ya produce el J-20 en números considerables. Es posible que China supere incluso a Rusia en experiencia operativa con cazas furtivos hacia 2025.

En resumen, estratégicamente el J-20 representa el esfuerzo de China por cerrar la brecha con EE.UU. en tecnología aérea avanzada. Si bien individualmente un Raptor sigue siendo un rival temible (por sigilo y maniobrabilidad), China podría compensar con mayores números de J-20 desplegados regionalmente (Chengdu J-20 - Wikipedia). De hecho, se estima que ya alrededor de 2023 China contaba con unos 200-250 J-20 operativos, y la producción se estaba acelerando (posiblemente hasta 100 por año) . Esta escala contrasta con los 187 F-22 existentes (no todos en el Pacífico) y los F-35 de EE.UU. desplegados en Asia, indicando que la balanza numérica de cazas furtivos en la región podría inclinarse a favor de China en el corto plazo. El J-20, el F-22/F-35 y el Su-57 tienen fortalezas distintas, pero la mera presencia del J-20 ha obligado a los planificadores occidentales a reevaluar supuestos: China ya no es simplemente un consumidor de tecnología, sino un productor de aviones de combate de alto nivel que compite en la liga de la quinta generación.


Evolución de la flota J-20 y despliegue operativo

Desde su introducción en 2017, la flota J-20 ha crecido rápidamente. Inicialmente equipó a unidades de prueba y entrenamiento, pero para 2019 ya se formó el primer regimiento operativo en la Fuerza Aérea del EPL (PLAAF). En 2021, el J-20 con motores nacionales WS-10C hizo su debut público en el Airshow de Zhuhai, demostrando la confianza de China en el diseño. A julio de 2023, se estimaba que China había producido alrededor de 200–250 J-20, y aumentaba el ritmo de fabricación. Analistas de defensa predicen que hacia 2027 el número de J-20 podría igualar o exceder los F-22 que posee EE.UU. (187 unidades). De hecho, de mantenerse la tasa de producción proyectada (hasta 100 aviones por año para mediados de la década de 2020 ), la PLAAF podría operar varios cientos de J-20 para finales de esta década.

En cuanto a despliegue, el J-20 sirve actualmente en varios teatros clave. La PLAAF ha activado escuadrones de J-20 en el Teatro Este (frente a Taiwán y el Mar de China Oriental) y en el Teatro Sur (Mar de China Meridional), proporcionando presencia disuasoria en esas zonas sensibles. También se han reportado J-20 operando desde bases en el interior como en Xinjiang, posiblemente para cobertura aérea en el Teatro Oeste (fronteras con India y Asia Central) o entrenamiento en alta altitud. Las patrullas de alerta avanzada con J-20 cerca del Estrecho de Taiwán y en el Mar de China Oriental ya han ocurrido, e incluso se mencionó un encuentro cercano entre J-20 y F-35 estadounidenses sobre el Mar de China Oriental en 2022, ilustrando su rol cada vez más operacional.

China también explora variantes y mejoras del J-20. En 2024 se anunció oficialmente un J-20 biplaza (designado J-20S) , el primer caza furtivo de dos asientos del mundo. Este segundo tripulante podría coordinar enjambres de drones de apoyo o gestionar ataques complejos en red (Chengdu J-20 - Wikipedia), multiplicando las capacidades del caza. Asimismo, se especula con versiones navales o especializadas, aunque el portaaviones chino de próxima generación aparentemente usará el nuevo caza FC-31/J-35 en lugar del J-20 navalizado. No obstante, el J-20 biplaza sugiere la intención de China de usar la plataforma también como nodo de mando aéreo avanzado.

En términos de mejora incremental, además de la incorporación del motor WS-15 en producción, se habla de equipar futuros J-20 con toberas vectoriales (un prototipo mostró maniobras que sugieren empuje vectorial 2D). También la integración de nuevos misiles (PL-21/PL-17) y posiblemente mejoras en sigilo (nuevos recubrimientos) están en curso. Cada nueva tranch de producción del J-20 trae actualizaciones, similar a cómo el F-35 mejora su bloque de software/hardware periódicamente.

Operativamente, la PLAAF ha comenzado a entrenar agresivamente con el J-20 en ejercicios realistas. Ya en 2018, apenas un año tras entrar en servicio, J-20 participaron en ejercicios contra cazas de cuarta generación J-16 y J-10C, logrando abatirlos en escenarios BVR . En la actualidad, los J-20 realizan entrenamientos bajo “condiciones de combate reales” enfatizadas por las reformas militares chinas (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations). También han aparecido en patrullas conjuntas con otros aviones (por ejemplo, escoltando bombarderos H-6). Todo indica que el J-20 se está integrando plenamente en el ORBAT chino y su número e importancia estratégica crecerán en los próximos años, reforzando la postura aérea de China en potenciales conflictos.

Panorama de la Fuerza Militar China en 2025

China ha llevado a cabo en las últimas dos décadas una modernización integral de sus fuerzas armadas (EPL), transformándose de una fuerza numerosa pero anticuada en muchas ramas, a una fuerza tecnológica y balanceada. A continuación, se detalla el estado actual (aprox. 2025) de sus principales componentes: Fuerza Aérea, Armada, fuerzas terrestres, programa de misiles, y capacidades en los dominios cibernético y espacial.

Fuerza Aérea del EPL (PLAAF)

La Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación ha avanzado enormemente desde el año 2000. Según informes del Pentágono, para 2015 la PLAAF ya contaba con ~600 aeronaves modernas de combate, retirando los modelos obsoletos a buen ritmo (People's Liberation Army Air Force - Wikipedia). El porcentaje de cazas de cuarta generación (J-10, J-11, Su-30, etc.) pasó de apenas 30% en 2010 a 50% en 2015, proyectándose mayoría de aviones modernos poco después. En 2025, la PLAAF está compuesta predominantemente por cazas de 4ª generación avanzada y 5ª generación, dejando atrás los antiguos J-7 (MiG-21) y J-8.

Los pilares actuales de la aviación de combate china incluyen: el J-10C (caza medio multipropósito con radar AESA, comparable a un F-16 avanzado), el J-16 (bimotor pesado derivado del Su-30, modernizado con aviónica y armamento chinos, equivalente a un F-15E en capacidades aire-superficie y superioridad aérea) (Operational and Training Constraints in China's Air Force), y el J-20 furtivo como vimos. China también opera unos 24 Su-35S adquiridos a Rusia, aunque su importancia es menor respecto a la producción local. En total, se estima que la PLAAF posee del orden de 1.500–2.000 aviones de combate, de los cuales la vasta mayoría ya son “gen 4+” o superiores. Un indicador: para 2021, la PLAAF tenía al menos 14 brigadas aéreas equipadas con cazas modernos de 4.5ª gen (J-10C/J-16) y 3 brigadas con aviones de 5ª gen (J-20) ([PDF] PLA Aerospace Power: - Air University), número que habrá crecido desde entonces.

No sólo cazas; la PLAAF ha mejorado sus bombarderos y transporte. Los bombarderos H-6 (derivados del antiguo Tu-16) fueron actualizados a versiones H-6K/N con motores nuevos y capacidad de lanzar misiles crucero de largo alcance (como el CJ-20), otorgándoles capacidad de ataque de precisión a la Segunda Cadena de Islas (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations). Incluso se reporta el desarrollo de un bombardero estratégico furtivo, el H-20, destinado a roles similares al B-2/B-21 estadounidense, aunque no confirmado para 2025. En transporte, introdujeron el Y-20 “Kunpeng”, un avión de transporte pesado de tamaño similar a un C-17, que junto a aviones cisterna derivados (Y-20U) mejora la logística y alcance operacional de las fuerzas chinas.

La PLAAF también consolidó su capacidad de alerta temprana aerotransportada con AWACS como el KJ-500 (avión radar AEW&C basado en turbohélice) y el KJ-2000 (basado en Il-76), cruciales para la vigilancia de amplio radio y guía de cazas. Asimismo, drones de alta cota como el WZ-7 Soaring Dragon proporcionan reconocimiento estratégico. Todas estas mejoras van acompañadas de reformas en entrenamiento: se enfatiza volar más lejos, en mar abierto, y simulando condiciones de combate real. Según el propio EPL, la PLAAF entrena bajo escenarios de “condiciones reales de combate” para afinar integración conjunta y reacción en situaciones complejas. En síntesis, en 2025 la Fuerza Aérea china es una fuerza moderna y profesional, muy diferente a la de décadas pasadas, y cada vez más cercana en calidad (aunque no en experiencia de combate real) a las fuerzas aéreas occidentales avanzadas.

Modernización de la Armada (PLAN): portaviones, submarinos y destructores

El portaaviones Liaoning (CV-16), primero de China, navegando cerca de Hong Kong (2017). Este buque simboliza la transformación de la Armada China.

La Armada del EPL (PLAN) ha experimentado quizá la expansión más notable de todas las ramas. Hoy es, numéricamente, la marina más grande del mundo por número de cascos. En 2022 poseía unos 340 buques de combate, y el Pentágono proyecta ~400 buques para 2025 (Pentagon: Chinese Navy to Expand to 400 Ships by 2025, Growth ...). Esta rápida expansión incluye todas las categorías principales: portaaviones, submarinos nucleares, destructores, fragatas y buques anfibios.

Portaaviones: China ha pasado de no tener ninguno a operar dos portaaviones plenamente, con un tercero en pruebas. El Liaoning (CV-16), comisionado en 2012, fue un casco soviético inacabado (Varyag) que China completó y modernizó. Sirve principalmente para entrenamiento y pruebas, aunque está operativo con un ala embarcada de cazas J-15. Le siguió el Shandong (CV-17), el primer portaaviones construido en China (tipo 002), comisionado en 2019, muy similar al Liaoning (ambos con salto de esquí STOBAR). En 2022 se botó el Fujian (CV-18), de clase Tipo 003 – mucho mayor, con catapultas electromagnéticas (CATOBAR) y diseño más cercano a los superportaaviones modernos (aunque de propulsión convencional, no nuclear). Se espera que el Fujian entre en servicio hacia 2025-2026 tras armamento y pruebas. Con las catapultas, podrá lanzar aviones más pesados como aeronaves de alerta temprana (tipo KJ-600) y versiones mejoradas de cazas furtivos navales (posiblemente el J-35). Estos portaaviones reflejan la ambición china de proyectar poder naval lejos de sus costas. Si bien todavía están por detrás de la US Navy en número y experiencia (EE.UU. tiene décadas de doctrina portaaviones), el PLAN está cerrando la brecha: planea posiblemente un cuarto portaaviones, potencialmente de propulsión nuclear, para fines de la década.

Submarinos nucleares: China ha invertido en una flota submarina equilibrada con unidades de ataque (SSN) y con misiles balísticos (SSBN). En 2025, los SSN chinos incluyen la clase Type 093 Shang y su versión mejorada 093A/B, que aunque menos silenciosos que los últimos astutos occidentales o rusos, suponen un salto sobre los antiguos Type 091. Se cree que trabajan en una nueva generación Type 095 con mejoras significativas en sigilo. En cuanto a submarinos estratégicos, la PLAN opera al menos 6 Type 094 Jin (SSBN) equipados con misiles balísticos JL-2 (alcance ~7,000 km) capaces de portar ojivas nucleares – la columna vertebral de la disuasión nuclear marítima china. Un Type 094 patrullando en el Pacífico occidental puede amenazar territorio continental estadounidense. Se especula que un futuro Type 096 SSBN está en desarrollo, que llevaría el nuevo misil JL-3 de mayor alcance. Además de la flota nuclear, China mantiene ~50 submarinos diésel-eléctricos, muchos modernos con AIP (como la clase Yuan/Type 039A) para defensa cercana y operaciones en áreas litorales. En general, la fuerza submarina china se ha vuelto muy numerosa y más sofisticada, representando un desafío de detección para rivales en las aguas de Asia-Pacífico.

Destructores y buques de superficie: La PLAN ha botado una cantidad impresionante de destructores en poco tiempo. Destacan los destructores Tipo 052D y los grandes destructores Tipo 055:

  • El Type 055 (clase Renhai) es un buque de guerra de 13,000 toneladas, comparable a un crucero, con 112 celdas VLS para misiles (antiaéreos HHQ-9B, antibuque YJ-18, antisubmarinos, incluso misiles de ataque terrestre). Lleva radar AESA de cuatro caras e importantes capacidades de comando de flota. Desde 2018 a 2022 se botaron 8 destructores Tipo 055, y posiblemente habrá más. Es oficialmente un “destructor”, pero por tamaño y poder es similar a los cruceros AEGIS de la US Navy (Meet the Type 055 destroyers steering China's blue-water ambitions ...).
  • El Type 052D (clase Luyang III) es un destructor de ~7,500 toneladas con 64 VLS, radar tipo phased array y armamento moderno. China ha construido al menos 25 de estos desde 2014, prácticamente equiparando la cantidad de destructores de algunas armadas europeas en menos de una década. Tienen capacidades AA de zona, antibuque y ASW equilibradas.

Esta nueva generación de buques, junto con fragatas Type 054A (unas 30 unidades) y corbetas Type 056, han rejuvenecido la flota de superficie china, que antaño dependía de navíos heredados de diseños soviéticos. En 2025, la PLAN cuenta con una flota de superficie moderna, equipada con sistemas antiaéreos de largo alcance, misiles de crucero avanzados y sensores comparables a estándares internacionales. La marina china es ahora capaz de realizar operaciones más alejadas de la costa, escoltando sus portaaviones o realizando patrullas en el Índico y Pacífico occidental.

Además de estos, la Armada ha introducido grandes buques de asalto anfibio Type 075 (clase Yushen), equivalentes a LHDs, para desplegar infantería de marina y helicópteros, aumentando su capacidad de proyectar fuerzas en posibles escenarios como el Mar del Sur o incluso Taiwán. Todo esto respaldado por una infraestructura de bases y astilleros que produce buques a una escala asombrosa; el complejo industrial naval de China es ahora capaz de construir simultáneamente múltiples cascos de alta tecnología (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations). Mientras tanto, la base de entrenamiento y experiencia operativa se acelera con constantes ejercicios navales de larga distancia, incluso maniobras conjuntas con Rusia e intensas actividades en torno a Taiwán.

En resumen, la Armada China en 2025 es una fuerza de aguas azules emergente: con portaaviones en operación, numerosos destructores modernos y submarinos capaces, ha pasado de ser una fuerza regional defensiva a una armada con aspiraciones oceánicas. El Pentágono proyecta 395 barcos para 2025 y 435 en 2030, reflejando que esta expansión continúa. Esto presenta un desafío directo a la supremacía naval que EE.UU. y sus aliados han ostentado en el Pacífico desde la Segunda Guerra Mundial.

Fuerzas Terrestres: modernización de blindados, artillería y unidades mecanizadas

El Ejército de Tierra del EPL (PLAA) tradicionalmente era el brazo más numeroso pero menos modernizado. Sin embargo, desde 2010 ha sufrido una reestructuración y reequipamiento significativos. China redujo efectivos, disolvió viejas divisiones y creó brigadas combinadas de armas más pequeñas pero más capaces, equipadas con blindados modernos.

En tanques y blindados, el PLAA ha introducido tanques de tercera generación competitivos. El principal es el Type 99A, un carro de combate de ~55 toneladas con cañón de 125 mm de alta presión, blindaje compuesto y ERA avanzada, sistema de control de tiro moderno y capacidad de disparar misiles guiados por el cañón. Según la Agencia de Inteligencia de Defensa de EE.UU., “el EPL está modernizando sus unidades blindadas desplegando tanques de tercera generación con blindaje mejorado, cañones de mayor calibre, sistemas de control de fuego mejorados y electrónica avanzada”, siendo los más capaces el Type 96A y Type 99A (Tank wars: China’s Type 99 vs the M1 Abrams - Asia Times). Esto ha colocado a los blindados chinos en un nivel similar a los occidentales en poder de fuego y protección. De hecho, el Type 99A “no desmerece” frente a tanques como el M1A2 Abrams en armamento, si bien aún se debate su desempeño en electrónica y protección activa. Para entornos donde el Type 99 sería demasiado pesado (alta montaña, jungla), China desarrolló el Type 15 (ZTQ-15), un tanque ligero (~33 toneladas) con cañón de 105 mm y gran movilidad, pensado para operar en el Tíbet, zonas fronterizas y también en apoyo anfibio. Con ello, el EPL cubre rangos de peso desde tanques pesados hasta ligeros altamente desplegables

En vehículos de combate de infantería y transporte, el PLAA emplea el IFV Type 04A (ZBD-04A) con cañón 30 mm y misiles HJ-10, y vehículos 8x8 Type 08 (ZBL-08) modulares para transporte de tropas, exploración y apoyo, equiparables a los Stryker o LAV occidentales. Esto mejora notablemente la movilidad y potencia de las brigadas mecanizadas chinas.

La artillería china también dio un salto: se han desplegado obuses autopropulsados de 155 mm de última generación como el PLZ-05 oruga y el más reciente PCL-181 montado en camión (muy móvil), ambos con sistemas de control de tiro digital y municiones guiadas. En cohetería de lanzacohetes múltiples (MLRS), China introdujo el PCH191 (designación a veces AR-2) modular, que puede lanzar cohetes de guiado satelital de 300 mm con alcance de 100+ km o incluso misiles balísticos tácticos de 750 mm (tipo Fire Dragon 480) con alcance más de 300 km. Este sistema proporciona al EPL una potencia de fuego de precisión de largo alcance terrestre sin equivalente cercano en la mayoría de ejércitos occidentales (China's Type 99 Main Battle Tank is a Pretty Fearsome Beast) (Defense Intelligence Agency, “China Military Power). Múltiples batallones de PCH191 y PLZ-05 ahora equipan las brigadas de artillería, integrados a redes C4ISR para golpear objetivos a gran distancia.

Las unidades terrestres se han reorganizado en un esquema de 13 Grupos de Ejército más compactos (frente a 18 en el pasado), cada uno con varias brigadas combinadas (pesadas, medianas o ligeras según equipamiento). Las brigadas “pesadas” van con Type 99A y vehículos de combate, las “medianas” con blindados sobre ruedas más ligeros, y las “ligeras” son aerotransportables o de asalto (algunas con vehículos todo terreno rápidos). Esta reorganización busca un mando más flexible y capacidad de reacción más rápida. El entrenamiento del Ejército también ha incorporado ejercicios a fuego real más exigentes y uso de oposición simulada (usando brigadas “rojas” contra “azules” con tácticas OTAN en bases de entrenamiento como Zhurihe).

No obstante, el Ejército de Tierra chino carece de experiencia de combate real desde la breve escaramuza sino-vietnamita de 1979, por lo que la efectividad de estas modernizaciones solo se vería en caso de conflicto. Aun así, las mejoras materiales son innegables: tanques y blindados chinos actuales están a la par con estándares mundiales, y la producción local masiva garantiza equipar sus grandes fuerzas. Tanto es así que la Oficina del Secretario de Defensa de EE.UU. señaló en 2019 que “China puede producir sistemas terrestres al nivel de clase mundial o cercano; sin embargo, persisten deficiencias de calidad en algunos equipos” (Tank wars: China’s Type 99 vs the M1 Abrams - Asia Times). Esto implica que, si bien el hardware es moderno, aspectos como la confiabilidad mecánica o electrónica aún podrían ser puntos a perfeccionar. En general, para 2025 el EPL terrestre ha dejado atrás la imagen de “infantería enorme con tanques antiguos” y se aproxima más a un ejército mecanizado de alta tecnología, preparado para despliegues internos rápidos y para disuadir en fronteras sensibles.

Programa de misiles: balísticos (DF-21D, DF-26) e hipersónicos (DF-17)

China ha invertido fuertemente en sus Fuerzas de Cohetes (PLARF) para desarrollar un arsenal de misiles que sustenta la estrategia A2/AD y la disuasión regional. Entre los más relevantes están los misiles balísticos antibuque de medio alcance y los nuevos vehículos hipersónicos, que suponen un cambio en la guerra de precisión.

DF-21D “Carrier Killer”: Es un misil balístico de alcance medio (MRBM) pionero en su tipo, diseñado para impactar contra barcos en movimiento – en particular portaaviones. Apodado “asesino de portaaviones”, el DF-21D entró en servicio limitado hacia 2010 (China’s “Carrier Killer”: The DF-21D – The Diplomat). Tiene un alcance estimado de ~1,500 km y monta una ojiva maniobrable con radar buscador para localizar el portaaviones durante la reentrada. En pruebas en desierto, China ha demostrado la capacidad del DF-21D de alcanzar blancos del tamaño de una pista de portaaviones, creando cráteres precisos (China tests DF-21D missile on mock US aircraft carrier in Gobi desert). Este sistema brinda a China la posibilidad de golpear un buque enemigo de alto valor desde tierra firme, actuando como elemento central del “denegación de área” marítimo. Para ser efectivo contra un portaaviones en alta mar, requiere integrar inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) en tiempo real – satélites, radares OTH, drones – que proporcionen la localización actualizada del blanco. Occidente considera el DF-21D un arma disruptiva, pues complica la tradicional impunidad de los portaaviones; se han desarrollado contramedidas como incrementar la defensa antimisiles naval o tácticas de dispersión. Pero la mera existencia del DF-21D es un serio factor de disuasión: un “aviso a EE.UU.” según titulares chinos, dado que claramente su blanco principal son los grupos navales estadounidenses

DF-26 “Guam Express”: Este es un misil balístico de rango intermedio (IRBM) más versátil. Con alcance de ~4,000 km, el DF-26 puede amenazar tanto buques en el Mar de China Meridional como bases en Guam (de ahí sus apodos “Guam killer” o “Guam Express”) (China increases number of DF-26 'Guam killer' nuclear missiles in ...). Es de doble uso nuclear o convencional; notablemente, tiene capacidad de cambiar rápidamente entre ojiva nuclear o convencional en el campo, otorgando flexibilidad estratégica. El DF-26 puede llevar a cabo ataques de precisión contra blancos terrestres (hangáres, pistas, bunkers) o funcionar como misil antibuque de mayor alcance que el DF-21D. En agosto 2020, China lanzó al menos uno contra un área del Mar de China Meridional como demostración de capacidad (“Warning to the United States!” China Fires DF-26B & DF-21D Anti ...). El Pentágono reportó un rápido incremento de estos misiles: entre 2021 y 2022, China aumentó de 300 a 500 sus misiles IRBM DF-26 en inventario. Esto subraya la prioridad que concede Beijing a saturar posibles defensas enemigas con voluminosos ataques de misiles balísticos. Con múltiples brigadas de DF-26 desplegadas, China puede lanzar andanadas contra bases de EE.UU. y aliados en la región (Guam, Okinawa, etc.) y contra buques avanzados, complicando seriamente la respuesta adversaria.

El Departamento de Defensa de EE.UU. destaca que el DF-26 es capaz de realizar “ataques de precisión contra blancos en el Pacífico Occidental, Océano Índico y Mar del Sur de China, desde territorio continental chino”, pudiendo alternar entre roles antibuque y ataque a tierra (Why China's DF-26 Missile Is so Dangerous for the US Military - Business Insider). Esta combinación de alcance y precisión lo hace uno de los misiles más peligrosos en el arsenal chino . El DF-26, junto al DF-21D, constituye el dúo de “mataportaviones” en diferentes rangos, diseñados para imponer un dilema a las fuerzas navales enemigas: acercarse y arriesgarse a un golpe devastador, o mantenerse fuera de rango renunciando a influir en la zona de conflicto.

DF-17 e hipersónicos: China también encabeza el desarrollo de misiles hipersónicos de nuevo tipo. El DF-17 es un MRBM que porta en su cabeza un vehículo planeador hipersónico (HGV) conocido como DF-ZF. Alcanzando velocidades de Mach 5-10, el planeador puede maniobrar en la atmósfera superior, siguiendo trayectorias impredecibles y a menor altura que un reingreso balístico estándar (DF-17 | Missile Threat). Esto lo hace extremadamente difícil de detectar y interceptar con defensas antimisiles convencionales. El DF-17, con alcance ~1,800–2,500 km, entró en servicio alrededor de 2019. Su propósito declarado es “permitir golpes rápidos de alta precisión que dejen al enemigo poco tiempo de reacción". Al volar a velocidades hipersónicas pero maniobrando, puede eludir sistemas como el Aegis naval o THAAD, penetrando defensas para alcanzar objetivos críticos (p.ej. bases aéreas, centros de mando) en minutos. Este arma potencia la capacidad de ataque preventivo de China en un conflicto regional, socavando la confianza en los escudos antimisiles actuales.

Además del DF-17, informes de inteligencia indican que China probó en 2021 un sistema hipersónico aún más avanzado (apodado a veces DF-27), potencialmente capaz de circunvolar el globo parcialmente (sistema de fracción orbital), lanzando luego un planeador hipersónico sobre el objetivo. Esto habría sorprendido a las agencias estadounidenses por su sofisticación. Aunque los detalles son reservados, demuestra la prioridad de China en liderar la carrera hipersónica. A la vez, hay en desarrollo misiles de crucero hipersónicos aire-superficie y lanzados desde buques, integrando esta tecnología en todas las fuerzas.

Otros misiles: El PLARF también opera numerosos misiles de teatro más cortos como el DF-16 (SRBM mejorado de 800-1000 km) y un gran arsenal de SRBM (DF-11, DF-15) que amenazan Taiwán y objetivos cercanos. Igualmente, misiles de crucero lanzados desde tierra como el CJ-10 complementan los ataques de precisión a 1,500+ km con trayectoria de vuelo rasante. En el plano estratégico nuclear intercontinental, China despliega los ICBM DF-31A/AG (móvil) y DF-41 (el más nuevo, alcance >12,000 km con MIRVs), asegurando capacidad de segunda oleada nuclear frente a EE.UU. y Rusia. Pero China mantiene su arsenal nuclear relativamente pequeño comparado con las superpotencias, aunque en aumento. En 2023, el Pentágono estimó que China podría alcanzar 700 ojivas nucleares para 2027, en parte gracias a la expansión de silos para DF-41 detectada en el oeste de China.

En conclusión, el programa de misiles chino dota al EPL de una potencia de fuego a distancia sin parangón en Asia. Misiles como el DF-21D y DF-26 proveen el componente “duro” de la negación de área, amenazando fuerzas navales e instalaciones clave enemigas. Los nuevos sistemas hipersónicos como el DF-17 llevan esa amenaza a un nivel superior, reduciendo las posibilidades de defensa del oponente. Esta multiplicidad de vectores (balísticos, de crucero, hipersónicos) y rangos, combinada con una estrategia integradora, es central para la doctrina china de ganar ventaja en las primeras salvas de un conflicto, manteniendo al adversario a distancia y golpeando sus vulnerabilidades.


Capacidades en guerra cibernética y espacial

China reconoce la guerra cibernética y la espacial como ámbitos críticos para la superioridad global, y ha desarrollado estructuras dedicadas para dominarlos. En 2015 creó la Fuerza de Apoyo Estratégico (SSF), un mando conjunto encargado de las operaciones en el ciberespacio, el espacio y la guerra electrónica. Para 2025, China incluso ha reorganizado nuevamente estas fuerzas, integrándolas bajo nuevos departamentos de “Fuerza Aeroespacial” y “Fuerza del Ciberespacio” (The Expansion of China's Military Space and Counterspace Capabilities and Implications for Space as a Contested Domain), mostrando la importancia que les otorga.

En el dominio cibernético, China dispone de formidables capacidades ofensivas y defensivas. En la última década, ha profesionalizado equipos de hackers y unidades militares de ciberguerra que han realizado desde espionaje masivo hasta ataques a infraestructuras. Según un informe de la USCC, “China ha desarrollado capacidades cibernéticas sofisticadas y constituye una amenaza formidable para EE.UU. en el ciberespacio. Sus operaciones son cada vez más sigilosas, ágiles y peligrosas” (China's Cyber Capabilitities: Warfare, Espionage, and Implications for the United States). La doctrina china ve el ciberespacio como un frente más de guerra, donde preparar el campo de batalla antes de un conflicto armado. Es decir, en caso de crisis, las unidades cibernéticas chinas (muchas bajo el SSF) intentarían infiltrarse, sabotear y cegar sistemas del adversario: redes de mando, satélites de comunicaciones, redes eléctricas, etc., para paralizar la respuesta enemiga. El PLA entrena activamente tácticas para “negar comunicaciones, radar y soporte de navegación (GPS) al enemigo” mediante guerra electrónica y ciberataques

China es líder en explotación de vulnerabilidades: ha obligado por ley a empresas tecnológicas domésticas a reportar hallazgos de vulnerabilidad al gobierno antes de hacerlos públicos. También se le atribuyen campañas masivas de robo de propiedad intelectual (por ejemplo, el hackeo de OPM y datos de F-35 en la década de 2010). Todo esto le proporciona una base de zero-days y puertas traseras para usar en un conflicto. El SSF planifica llegar a paralizar infraestructuras críticas del adversario y robar información clave para ventaja estratégica. Un reporte del Pentágono sugiere que China se ha vuelto “tolerante al riesgo” en el espacio y ciber bajo Xi Jinping, dispuesta a escalar para asegurar objetivos políticos incluso si conlleva fricciones internacionales 

En términos organizativos, la SSF ha sido la punta de lanza de la ciber-guerra china (China's Cyber Capabilitities: Warfare, Espionage, and Implications for the United States). Sus hackers (a veces integrados con Ministerio de Seguridad del Estado) han penetrado redes militares y civiles globalmente. Durante ejercicios militares, el EPL incorpora escenarios de ciberataque para simular degradación de las comunicaciones enemigas. En resumen, China ve el ámbito cibernético como un terreno para ganar sin combatir, donde ya hoy puede infligir daño significativo a potencias más fuertes militarmente.

En el dominio espacial, China también ha avanzado agresivamente. Reconociendo la enorme dependencia de EE.UU. en satélites (GPS, comunicaciones, ISR), China ha desarrollado capacidades contraespaciales para negar ese activo al enemigo. Ya en 2007, sorprendió al mundo al derribar con un misil ASAT un viejo satélite meteorológico en órbita baja, demostrando capacidad de destrucción cinética espacial. Desde entonces, ha perfeccionado esa habilidad: actualmente posee un sistema DA-ASAT (anti-satélite de ascenso directo) operativo con el que el PLA entrena regularmente (The Expansion of China's Military Space and Counterspace Capabilities and Implications for Space as a Contested Domain). En 2013 lanzó un cohete que alcanzó órbitas casi geoestacionarias, insinuando que trabaja en ASAT capaces de llegar a satélites a 36,000 km (como los de comunicaciones y GPS)         

No se limita a misiles destructores: China ha puesto en órbita satélites “inspectores” Shijian-17, Shijian-21, capaces de acercarse a otros satélites, acoplarse o manipularlos. Estos satélites de reparación pueden usarse como armas de doble uso – por ejemplo, con un brazo robótico pueden agarrar o dañar permanentemente un satélite adversario. En 2024, EE.UU. observó maniobras orbitales chinas que parecían ensayar “combate entre satélites”, descritas como dogfights espaciales por un general de la Space Force. Además, China tiene armas láser terrestres capaces de cegar o dañar sensores de satélites desde la Tierra. Según la DIA, disponen de múltiples sistemas láser de base terrestre para interferir o degradar satélites en órbitas bajas 

China complementa estas capacidades ofensivas con su propia constelación de satélites: el sistema Beidou (GPS chino) con cobertura global, numerosos satélites de observación radar y electro-ópticos para seguimiento de buques (clave para guiar misiles DF-21D/26), satélites de comunicación militares seguros, etc. Esto le proporciona independencia del sistema GPS estadounidense y redundancia en comunicaciones en caso de conflicto.

Organizativamente, tras considerar el espacio como dominio bélico, China centralizó los activos espaciales militares bajo el SSF. Aunque en 2024 decidió desactivar el SSF como rama independiente, redistribuyéndolo en departamentos (Aeroespacial, Ciberespacio, etc.) subordinados directamente al mando central . Esto sugiere un deseo de mejorar la integración de las fuerzas espaciales con las demás ramas, tal vez similar a la creación de la Space Force en EE.UU.

En definitiva, China ha convertido el espacio en un territorio contestado. Puede atacar satélites en órbita baja hoy, y probablemente en órbita media/alta en un futuro cercano. Integra la guerra electrónica para interferir señales (GPS, datalinks) en sus ejercicios. Y planea usar estas capacidades desde el inicio de una guerra, sabiendo que cegar la “visión” y comunicaciones del adversario le daría un inmenso beneficio. Sus doctrinas hablan de “golpear los puntos vitales del sistema enemigo” en un contexto de guerra multidominio, e implícitamente, los satélites y redes ciber son esos puntos vitales. Así, China se prepara para disputarle a EE.UU. la supremacía en los “global commons” de ciberespacio y espacio, agregando nuevas dimensiones a cualquier conflicto futuro.

Para terminar... balance de las capacidades chinas |  pros y contras

En conjunto, las Fuerzas Armadas de China en 2025 muestran una combinación de tecnologías avanzadas, mayor profesionalización y una estrategia enfocada en negar ventajas tradicionales a sus adversarios. El caza J-20 Mighty Dragon ejemplifica el salto cualitativo chino, integrándose en una doctrina A2/AD que desafía seriamente la proyección de poder de potencias externas. La modernización naval y nuclear, el potente arsenal de misiles de precisión, y las incursiones en ámbitos nuevos (hipersónico, ciber, espacial) han elevado a China a ser considerada una potencia militar de primera línea en Asia-Pacífico.

Ventajas (pros) de las capacidades chinas:

  • Tecnología militar de punta y en rápido crecimiento: China ha desplegado cazas furtivos (J-20) y misiles hipersónicos (DF-17) que antes solo dominaban EE.UU. o Rusia, cerrando brechas tecnológicas (Mighty Dragon: China's J-20 fleet surges past US in Pacific - Asia Times) . Su base industrial puede producir en masa buques, aeronaves y blindados casi al nivel de los mejores del mundo . Esto permite dotar a sus fuerzas de equipamiento moderno en grandes cantidades, algo que sus rivales pueden tener dificultades en igualar. La introducción de portaaviones, Type 055, Type 99A, etc., demuestra una amplia modernización multisectorial.
  • Enfoque A2/AD eficaz: Las capacidades chinas complican significativamente cualquier intervención enemiga en su periferia. Sus misiles balísticos “asesinos de portaaviones” (DF-21D/DF-26) y la flota creciente de J-20 y buques modernos establecen una densa burbuja defensiva-ofensiva alrededor de China. Esto actúa como disuasión creíble, forzando a EE.UU. y aliados a extremar precauciones y dispersar recursos. La combinación de saturación de misiles, negación aérea furtiva y poder naval regional supone un cambio en el equilibrio militar en el Pacífico occidental a favor de China.
  • Integración de nuevos dominios (ciber/espacio): China ha demostrado ser muy activa en guerra cibernética y contraespacial, preparándose para “cegar y ensordecer” a un adversario tecnológicamente dependiente . Sus inversiones en ASAT, láseres, y su enorme aparato de hackers respaldado por el Estado le dan una ventaja asimétrica importante, ya que puede atacar vulnerabilidades del enemigo sin enfrentarlo directamente en un combate convencional. Ser capaz de destruir satélites o apagar redes eléctricas adversarias aumenta la capacidad de coerción y sorpresa estratégica de China.
  • Volumen y presencia regional: Numéricamente, el EPL es abrumador en su teatro local. La PLAN ya supera en número de barcos a la US Navy en la región (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations), la PLAAF con cientos de J-10/11/16 y decenas de J-20 tiene superioridad local en cantidad sobre las fuerzas aéreas regionales, y sus misiles balísticos pueden llover en cientos sobre objetivos cercanos. Esta masa crítica, combinada con la proximidad (pelea “en casa” con líneas interiores), le daría a China una ventaja logística y de persistencia en un conflicto en Asia, al menos inicialmente.
  • Determinación política y reformas internas: El presidente Xi Jinping ha priorizado elevar la preparación y combatividad del EPL, purgando corrupción y empujando a entrenar en condiciones realistas (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations). La continua modernización pese a costos indica un fuerte compromiso político. Esto significa que las capacidades descritas no son estáticas: China sigue mejorando, probando y aprendiendo, volviéndose más peligrosa con el tiempo.

Desventajas (contras) y limitaciones de las capacidades chinas:

  • Falta de experiencia en combate real: Un punto débil fundamental es que el EPL no participa en guerra real a gran escala desde hace más de 40 años. No ha probado sus nuevos sistemas ni su cuerpo de oficiales bajo el fuego enemigo. Esto contrasta con fuerzas occidentales con experiencia en conflictos recientes. Según estudios de RAND, “¿qué tan bien podría pelear el EPL? Es una incógnita, dado que carece de evidencia en batalla” (The Chinese Military’s Doubtful Combat Readiness: The People’s Liberation Army Remains Focused on Upholding Chinese Communist Party Rule, Not Preparing for War ). La historia muestra que material avanzado no garantiza desempeño (como ocurrió con Rusia en 2022). Por tanto, las capacidades chinas podrían no rendir al máximo por inexperiencia, problemas de coordinación bajo estrés o falta de liderazgos curtidos.
  • Enfoque interno vs. preparación bélica: Algunos analistas señalan que el EPL sigue fuertemente orientado a proteger al régimen (CCP) internamente más que a perfeccionar su eficacia bélica. La lealtad política y el control del Partido en la estructura militar podrían obstaculizar la iniciativa y adaptabilidad en combate. La priorización de objetivos políticos podría significar que, llegado el momento, la toma de decisiones militares no sea puramente profesional. Esto, sumado a una cultura tradicionalmente centralizada, podría limitar su flexibilidad táctica.
  • Calidad y confiabilidad de equipos no comprobada: Si bien China produce sistemas avanzados, algunos aún están alcanzando la madurez. Motores como el WS-15 aún necesitan mejoras para igualar la confiabilidad de sus homólogos occidentales (China's J-20 fighter seems to have a new homegrown engine, after years of struggle - Breaking Defense). La electrónica y sensores chinos también carecen de la prueba de batalla y su desempeño real contra ECM enemiga es desconocido. Incluso el propio DoD reconoce que persisten deficiencias de calidad en ciertos equipos chinos (Tank wars: China’s Type 99 vs the M1 Abrams - Asia Times). Aspectos como entrenamiento de mantenimiento, soporte logístico expedicionario y durabilidad de los sistemas bajo uso intensivo son interrogantes para el EPL, que ha operado en tiempos de paz.
  • Inferioridad en proyección global y aliados: A pesar de su crecimiento, la capacidad de China para proyectar poder lejos de sus fronteras (por ejemplo, al Océano Índico o más allá) es aún limitada. Sus portaaviones están en fase inicial de desarrollo doctrinal y no se comparan a las decenas de alas embarcadas veteranas de EE.UU. China tampoco cuenta con una red de bases aliadas extensa (aunque busca puertos de apoyo en Pakistán, África, etc. ). En una contienda prolongada o alejada, China podría enfrentar dificultades logísticas donde EE.UU. sobresale. Asimismo, a diferencia de EE.UU., China tiene pocos aliados militares declarados; debería enfrentar sola (o con escaso apoyo ruso) a una posible coalición de países en su contra.
  • Entorno geopolítico y contra-medidas: Las capacidades chinas han generado contrarreacciones: países vecinos invierten en submarinos silenciosos, misiles propios y cazas avanzados (ej. Japón adquiriendo F-35 y desarrollando misiles antibuque de largo alcance). EE.UU. ajusta su doctrina (conceptos como Operaciones de Base Distribuida) y refuerza alianzas (Quad, AUKUS) para compensar la amenaza A2/AD. Es decir, muchas de las ventajas chinas podrían verse equilibradas por tecnología adversaria y nuevas tácticas en caso de conflicto abierto. Por ejemplo, si portaaviones estadounidenses se mantienen fuera de rango DF-21D y emplean bombarderos de largo alcance furtivos B-21 con misiles stand-off, podrían golpear a China evitando su “zona letal”. La contienda sería muy dinámica.
  • Factores económicos y sociales: La modernización militar china ocurre en un contexto de desafíos internos: el crecimiento económico se ha ralentizado y la población envejece, lo que a largo plazo podría limitar el presupuesto de defensa y el reclutamiento. Si la economía flaquea, sostener el ritmo de gasto militar (que ya se estima entre $330–$450 mil millones anuales, la segunda del mundo) podría ser difícil. Además, la innovación militar de punta requiere un ecosistema investigador abierto y colaborativo; las tensiones internacionales y controles de exportación pueden frenar el acceso de China a ciertas tecnologías (ej. semiconductores avanzados para AI militar).

En conclusión, China ha logrado una formidable capacidad militar integral en 2025, combinando cantidad, modernidad tecnológica y nuevas estrategias, lo que le otorga ventajas significativas en un conflicto en sus cercanías. Sin embargo, enfrenta también limitaciones en experiencia, retos de calidad y la respuesta estratégica de otras potencias. Los pros – su amplia panoplia de sistemas avanzados, doctrina A2/AD, y masa crítica local – la convierten en un rival duro y creíble; los contras – falta de rodaje real, posibles fallos no vistos y contramedidas enemigas – significan que esa superioridad no está garantizada en un enfrentamiento prolongado o fuera de su zona de confort. En última instancia, las capacidades militares chinas han crecido hasta un punto de inflexión donde deben ser tomadas muy en serio por el resto del mundo (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations), pero el veredicto final sobre su eficacia se conocería únicamente si fueran puestas a prueba en la realidad de un conflicto armado.

Fuentes: 

RAND Corporation; Departamento de Defensa de EE.UU. (China Military Power Reports); GlobalSecurity.org; Jane’s Defence; The Diplomat; South China Morning Post; Defense News, entre otros. (Tank wars: China’s Type 99 vs the M1 Abrams - Asia Times) (Six Takeaways From the Pentagon’s Report on China’s Military | Council on Foreign Relations) (Why China's DF-26 Missile Is so Dangerous for the US Military - Business Insider) (The Expansion of China's Military Space and Counterspace Capabilities and Implications for Space as a Contested Domain)